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Ignifugaciones: cómo pueden ayudar las empresas encargadas

ignifugacionesHoy en día, existe un gran número de empresas encargadas de realizar ignifugaciones generales, con el fin de mejorar el comportamiento de ciertas superficies en contra del fuego. Estos profesionales poseen una enorme responsabilidad en la sociedad con estas labores, ya que de ellos depende la rápida recuperación de los locales en caso de incendios y el poder para salvaguardar vidas.

Ahora bien, las personas interesadas en contratar este servicio deben analizar las propuestas de cada uno de los proveedores, para que obtenga resultados efectivos. Pero ¿cómo identificar al equipo de expertos ideal para su caso? Las empresas que poseen una larga trayectoria en este sector se encargarán de evaluar el escenario a tratar y a diseñar una solución personalizada para el lugar.

A partir de este estudio, se comprometerán a aplicar una técnica que se adapte a los requerimientos particulares. De esta forma, podrá tener la seguridad de que ese espacio cuenta con un sistema de protección pasiva contra el fuego, que responderá con precisión en casos de riesgo.

La ignifugación: un proceso plasmado en las normas

La presencia de materiales ignífugos es importante para preservar la seguridad de las edificaciones en situaciones peligrosas. Por este motivo, es imprescindible que estas estructuras cumplan lo que está establecido en las normativas que regulan este tema, así como el resto de los sistemas de protección pasiva en contra de incendios.

Una de las normas que destacan en esta materia es el CTE (Código Técnico de Edificación), el cual está vigente desde el año 2006. Este escrito contempla lo mínimo que han de considerar los edificios en relación con la seguridad, que abarca sobre lo estructural, de utilización, de incendios y de habitabilidad.

Bajo este contexto, tienen que prevenir la pérdida de la resistencia mecánica en presencia de las llamas, sea cual sea el origen. Hay que aclarar que en pocos minutos, la temperatura podría alcanzar hasta 500ºC, un valor considerable para que el acero pierda sus características y el edificio se desplome.

En este sentido, la meta es impedir que se deterioren tanto las cualidades de la construcción, como de los elementos que componen estas estructuras, causando serias deformaciones en las vigas, columnas, etc.