Errores médicos más comunes
Cuando un enfermo visita confiado al doctor, muchas veces pone en riesgo la vida debido a los errores médicos que se pudieran cometer. En lugar de recibir un diagnóstico apropiado y las mejores indicaciones de exámenes y tratamientos a aplicar, cabe que sea conducido a una nueva situación peligrosa para su salud.
Según un estudio realizado por John Hopkins University en Baltimore, USA, con datos del período 2000-2008, los deslices médicos son la tercera causa de muerte en ese país, por encima de los accidentes de tráfico. En España, año 2012, fallecieron casi 700 personas por presunta negligencia, aunque muy probablemente la realidad sea aún más alarmante.
¿Cuáles fallas agravan el estado del paciente?
- Diagnóstico desacertado. El examen físico es inapropiado o el médico confunde los síntomas con los de alguna enfermedad diferente, generando un récipe incorrecto, que puede ocasionar nuevos daños, sin corregir el padecimiento original.
Situación análoga se presenta cuando el doctor no logra identificar un segundo mal también presente e indica medicinas que siendo las correctas para la dolencia analizada empeoran la subyacente.
- Fallas de medicación. En los dos casos anteriormente descritos el paciente es sometido al trance de reaccionar ante remedios errados, sufriendo mayores perjuicios de salud e inclusive la muerte.
- Pruebas no requeridas. Los procedimientos actuales, de gran avance tecnológico, permiten conocer expeditamente la condición física, pero de ser innecesarios resultan un riesgo inútil. Por ejemplo, se sabe que la resonancia magnética es una causa posible de insuficiencia renal. Y eso sin mencionar el coste asociado.
- Distracciones en el quirófano que llevan a la operación del órgano equivocado. Objetos abandonados dentro del cuerpo que tienen efectos mortales. Asepsia inadecuada que conduce a infecciones nosocomiales.
- Una persona que consulta simultáneamente varios galenos, por distintas razones, podría sufrir de una peligrosa interacción entre los medicamentos indicados, si cada uno de ellos no está consciente de las prescripciones de sus colegas.
Muchas de estas situaciones son evitadas si toda la gente involucrada en el tratamiento de un paciente, incluyéndolo, prestan suficiente atención. Un médico debe saber escuchar, no obstante, el enfermo necesita exponer claramente el problema. Este es un trabajo en equipo y tiene que ser acometido con sumo cuidado.